La verdad en nuestro plano humano es muy ambigua. Solo aceptamos una verdad conveniente para nosotros y rechazamos todo aquello que no nos conviene, convirtiéndolo en mentira.
Muchas verdades duelen, como duelen no las aceptamos.
Así en nuestra vida personal, como en nuestra vida social, vemos cosas buenas y malas a diario. Las buenas las aceptamos, siempre que nos beneficien, si no nos benefician le buscamos cualquier defecto para volverlas una mentira. Lo mismo sucede con las malas, las rechazamos de plano al ser perjudicados, pero si perjudican a otro y eso nos beneficia lo volvemos la más hermosa de las verdades.
Pocas personas tienen el don de apartarse de esa conveniencia mundana y ver "los toros desde la barrera", lamentablemente esas personas no son las que controlan el poder en el mundo.